18/10/25

Poema de Lucas Margarit

 


                                    para Andrés

 

no fue adrastra quien cargó

los remos

manchados de humedad.

ni quien en la tierra

con las manos húmedas reconoció la tierra.

 

la misma

lluvia junto a la memoria partida

 

su cuerpo

virgen de varón

reconoció

la mano de un hombre

 

© Lucas Margarit

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Poema de Carolina Brieux Olivera

 

 

Santa Rita

 

Me llevabas de la mano

como si la tierra no se hundiese.

 

Yo contaba

los pétalos

vencidos.

 

Este es el sacramento de nuestra fe,

la promesa de la lluvia,

otra causa imposible.

 

© Carolina Brieux Olivera

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Poema de Mauricio Giulietti

 


Semilla

 

Se sientan

en ronda

y la niña junto a él

Sin té sin techo con sol

mira el niño

dentro de su taza

Una semilla cae

y se posa

en su mente

Todavía no despertó la noche

y él ya sabe

qué sonrisa

ocupará

sus sueños.

 

© Mauricio Giulietti

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Poema de Águeda Franco

 

 

Cada mañana

con un rumor de huesos perforados

abandona su cama

y va al cuarto del hijo.

Lo ve dormir

náufrago a la deriva de sí mismo

abandonado por los buenos vientos.

Treinta años tiene el hijo

pero no se da cuenta.

Una larga rutina montada en el silencio

es lo que los mantiene

Palabras sin sonidos

deshilachadas como lluvia

caminos que se borran

para sus desencuentros.

 

Hace tiempo la madre empezó a envejecer.

El hijo no lo sabe.

La mujer cada día

deja vagar los ojos sobre su hijo náufrago.

Y siente que el cansancio

le gana la pulseada.

Tal vez el hijo

inmune a la misma realidad

no se despierte nunca.

                                                                         

© Águeda Franco

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Poema de Adelina Lo Bue S.

 


LA DANZA

 

Era la danza una elipse.

Fue abriendo el reflejo silencioso

y un habla en decadencia.

Sembró el círculo

que hacia la línea iba

castigando lo pétreo

de las formas inmóviles.

Nutrió a todo lo nostálgico sensible:

su alma penetra el misterioso concepto

del movimiento en razón.

 

© Adelina Lo Bue S.

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17/10/25

Poema de Pablo Duca

 


I

 

Si busco un consejo

pregunto desesperado:

¿dónde queda el mar?

Entonces, con una caracola al oído

como una radio portátil,

escucho.

 

II

 

En ocasiones de ahogo me pregunto si sabré cómo.

 

© Pablo Duca

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Poema de Noemí Correa Olivé

 


ALTARES DE LA CALLE 

 

Salió una historia

a buscar su anécdota

entre las marionetas

de un circo.

Los muñecos, disfrazados de penurias

con sus voces alientan a un grupete de piratas

que pretende escalar la pared

del teatro de payasos.

La historia otorga letra a una fábula

pergeñada en la traición y la torpeza.

En desprevenidos altares de la calle

muchos se encomiendan a sus santos

y hasta los ateos rezan

Y nos sentimos sobrevivientes cotidianos

de un naufragio,

vivimos con el miedo

celando en los cerrojos

y cuando nos invade el aroma

de nuestra pequeña fortaleza

creemos en milagros

¡creemos en milagros!

y en la existencia

de un destino irrefutable.

 

© Noemí Correa Olivé

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Poema de Teresa Gerez

  


MI SOMBRA

 

Te muestro en toda tu extensión

Traete aquí

¡No huyas!

Puedes caminar sobre mí

pero no eludirme

Borroneas

y te desfiguras

si no me aceptas

ni reconoces

 

© Teresa Gerez

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Poema de Susana Zazzetti

 

no te conocí.

nunca vi tu rostro

ni tu andar.

éramos tantos hermanos

que madre no podía visitarte.

vivías tan lejos.

 sé que en el campo tenías

cielo propio y una constelación.

sé que florecían estrellas

en tus manos.

girasoles en tus ojos.

¿ qué tendremos cada uno

de vos?

¿qué dejaste en mí    abuela?

 

© Susana Zazzetti

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Poema de Víctor Taquía

 

 

Poema 33

 

Ayer me crucé a tu mejor amiga

la saludé con un abrazo

me alegré de verla.

Pasaron años.

Si volvés a la ciudad

y coincidimos

nos deseo un saludo así

un gesto mínimo que recuerde:

en algún momento

nos hicimos bien.

 

© Víctor Taquía

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Poema de Vanesa Almada Noguerón

 


LA SANGRE QUE LLEVA ADENTRO

 

lo que se busca es inducir la percepción real de escalofrío

colisionar contra todo lo que hace un rato

ya habíamos dado por perdido

si está perdido lo que hace falta no es encontrarlo sino dejarlo en esa ruta

abandonado

puesto al servicio de un tiempo pasado

(cualquiera de los tiempos

pasados)

 

del pasado lo que se busca es mover su magma de lugar

hacer bosquejo pormenorizado de esa mirada retrospectiva que tantas veces

encima de las cosas

dejamos arrojada

 

del deseo lo que se busca es la sangre que lleva adentro y no los líquidos

ya estropeados

que por mucho espacio entre los años

exageradamente mucho espacio

entre los años

ha estado procurando

descartar

 

para los griegos – así lo dicen – lo verdadero podría ser

lo opuesto al olvido

lo que nos marca para siempre el pensamiento igual que aquello

que va perfilando el diseño de llagas

arriba del mismo verbo que cada tanto reutilizamos 

es la verdad que buscamos

 

lo que se busca entonces es producir

la sensación de libertad

desplazar el cuerpo propio hacia otros

igual de maltratados cuerpos

que al mismo tiempo que se dilaten sean capaces de inducir

la percepción real de escalofrío

una versión de la verdad que tenga sangre desmadrándose en esta

y no en otra parte del tiempo

que tenga sangre desmadrándose dentro del torso agigantado

exageradamente agigantado

de ese deseo que hace un rato

ya habíamos dado por perdido

 

© Vanesa Almada Noguerón

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Poema de Sergio Morán

 

Semana santa


Mis padres no impusieron creencias,

en política y religión cada uno eligió.

Pero eran fieles. No había necesidad de

ir a la iglesia, solo en época del santo del pueblo.

Apagaban radio y tv cuando alguien moría.

No agradecían en la mesa ni rezaban antes de dormir.

Nunca los vi confesarse.

Mi padre se apartó de una procesión cuando el cura

celebró la caída de Perón.

Mi madre creía en la virgen y le agradecía

escribiendo en un cuaderno que iba de casa en casa.

No opusieron resistencia al morir.

Cuando era niño en semana santa

la radio pasaba música sacra,

el viernes santo la tv daba Jesús de Nazareth o Moisés.

Mis padres cortaban el choclo

que había crecido durante el verano

para cocinar la humita.

Nunca les escuché decir que algo fuera castigo de dios.

 

© Sergio Morán

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Poema de Susana Siveau

 

 

Ofelia

Mi dulce hermana

tus dedos tejen flores

 

tus pensamientos

tejen la sombra

de una niña de luz

en tu memoria

 

cantas

lastimas el aire

enhebras palabras

poemas

que dispersa el viento

 

en el abrazo del agua

duermes tu pena

flotando te llevan

amada de la muerte

 

© Susana Siveau

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Poema de Susana de Iraola

 


SOSIEGO IMPOSIBLE


Hacer silencio atruena

vibra fuerte en un mundo alocado

solo la edad permite recogerse

mirarse dentro

observar el reflejo de aguas turbias

aquellas que nos pueblan


llevan tantas historias en su arrastre

se hunden hasta el fondo

con la vida que inventan para ojos gastados

sin máscaras perciben la razón

de lo imposible del sosiego.


© Susana de Iraola


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15/10/25

Poema de María Julia Magistratti

 

 

La grieta

 

Donde yo veía una grieta

un albañil me dijo “la casa ha trabajado”.

 

Hay agujeros en las personas

sitios inhóspitos en los que no habitaría un pájaro.

Lugares sin abrigo adonde acude el lenguaje

con su instante en fuga,

su residuo desesperado.

 

“La vida ha trabajado”,  le digo,

y me observo las manos solas,

toco esta cabeza que por la madrugada escucha a los gallos

delatar la cartografía de un pueblo a oscuras.

Las ratas que hacen surcos para llegar a alguna parte.

Los alimentos que desovan en la oscuridad del estómago.

 

“El olvido ha trabajado”, me digo,

y cierro los ojos que dan a otros ojos,

reúno los caminos que nos vieron pasar.

Como si alguna vez volviera la primera vez de todo,

y yo fuera una grieta que anda por el aire y que aún no encontró  la casa.

 

© María Julia Magistratti

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